No hay nada más otoñal que las recetas sustanciosas, pero ¿quién dice que lo satisfactorio no puede ser también saludable? Olvídate de las recetas tradicionales de pasta y opta por una salsa de calabaza cremosa y llena de nutrientes.

El tiempo por fin ha refrescado donde yo estoy, lo que significa que es hora de empezar a preparar recetas inspiradas en el otoño. La calabaza butternut siempre encabeza mi lista de imprescindibles de otoño, así que siempre intento pensar en formas nuevas y creativas de utilizarla. Con una alta dosis de fibra dietética; mucha vitamina A, que es buena para la vista; y mucho potasio y manganeso para controlar la tensión arterial y tener huesos fuertes, la calabaza butternut puede ser un aditivo fácil para cualquier plato.
Me gusta usar pasta, en particular, porque a veces nada pega tanto como el punto de encuentro entre un almidón y una fécula, sobre todo después de que hayan bajado las temperaturas. Lo bueno de la calabaza es que tiene un índice glucémico bajo: menos de 100 calorías, 26 gramos de hidratos de carbono y casi nada de grasa en una ración de una taza.
Al estar repleta de fibra, te saciarás fácilmente y de forma saludable, y no tendrás que preocuparte por los retortijones de hambre poco después, como puede ocurrir con platos de pasta más vacíos de nutrientes.

Cómo hacer salsa de calabaza
¡Es muy fácil de preparar! Si tienes una calabaza entera, corta los extremos a lo largo. Luego, corta la calabaza por la mitad justo donde empieza a ensancharse, dejándote dos trozos: la parte superior, más fina y oblonga, y la “base” inferior, más redondeada.
A partir de ahí, puedes pelarla con un pelador de verduras o con un cuchillo de pelar si no tienes uno. En este punto, querrás sacar todas las tripas, como harías con una calabaza. Si quieres, tamiza y recoge las semillas, que puedes salar y tostar como las pipas de calabaza más tarde para convertirlas en un aperitivo o dar un toque crujiente a un plato. Por último, corta la calabaza restante en dados, que serán el punto de partida para crear la salsa.

Mi salsa para pasta de calabaza butternut se basa en una grasa de frutos secos o lácteos para ayudar a equilibrar el almidón, creando una textura cremosa, casi similar al queso, marcada con un toque del dulzor de la calabaza. He dado la opción de incluir anacardos, almendras o lácteos para permitir diferentes preferencias, pero si alguna vez has tomado sopa de calabaza butternut, sabrás que tanto la leche como los frutos secos combinan perfectamente con la calabaza butternut.
La grasa suaviza los hidratos de carbono tanto de la calabaza como de la pasta, añadiendo un efecto de contraste a la vez que proporciona una base para la salsa. Los rigatoni han demostrado ser la pasta perfecta, ya que permiten que la salsa “atrape” mucha superficie. Sólo tienes que asegurarte de no enjuagar la pasta después de cocerla, porque eliminarás el almidón necesario para que la salsa se adhiera.

Otra cosa que me encanta de esta receta es que es la comida completa perfecta para quienes no comen carne ni lácteos. Se completa con todo el espectro de nutrientes y es tan rica que nadie que la coma podría sentir que se ha perdido un componente necesario de una comida.
A menudo, las salsas requieren un almidón adicional como la harina o el maíz para ayudar a añadir espesor y viscosidad, piensa en los macarrones con queso. Sin embargo, en esta receta, los almidones naturales de la calabaza butternut que se liberan al cocerla al vapor y luego hacerla puré ayudan a crear una sensación cremosa en la boca, recubriendo sin esfuerzo los fideos con una salsa exquisita. Los almidones se hinchan en presencia del calor y la humedad, mientras que la ruptura de las células de la calabaza al mezclarse crea partículas en suspensión en la salsa. Ambos factores, químicos y físicos, trabajan juntos para crear una rica salsa para pasta a base de verduras.

Pasta cremosa de calabaza
Equipment
- Rallador de queso
- Cacerola de 2-3 qt.
- Cesta de vapor
- Batidora de encimera
- Sartén
Ingredientes
- 8 onzas de pasta rigatoni seca
- 3 tazas de calabaza cortada en dados de ¼ de pulgada
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- 1 cucharada de ajo picado
- ¼ de taza de chalotas picadas
- 6 cucharadas de leche de anacardos almendras o láctea sin azúcar
- ½ cucharadita de sal kosher más para sazonar
- ⅛ cucharadita de pimienta negra más para sazonar
- ¼ de taza de queso parmesano recién rallado
- 1 cucharada de perejil italiano picado
Elaboración paso a paso
- Cuece la pasta según las instrucciones del fabricante y escúrrela.
- Añade agua suficiente al fondo de una olla mediana para que no suba por encima de la cesta vaporera.
- Coloca el cestillo en la olla y añade la calabaza. Tápala y caliéntala a fuego alto; el agua debe estar humeando.
- Cuando empiece a salir vapor, cuece la calabaza hasta que esté tierna, entre 8 y 10 minutos. Pásala a la batidora.
- Calienta una sartén grande a fuego medio. Añade el aceite de oliva y, una vez caliente, añade el ajo y las chalotas y saltéalos hasta que estén tiernos y fragantes, unos 2 minutos. Añádelos a la batidora.
- Añade la leche, ½ cucharadita de sal y ⅛ cucharadita de pimienta negra a la batidora. Tritura la mezcla hasta que quede suave. Pruébalo y añade más leche, sal y pimienta si lo deseas.
- En una sartén o bol grande, mezcla la pasta cocida, el puré de calabaza y el queso parmesano. Mezcla para combinar y vuelve a calentar si es necesario.
- Sirve la pasta cubierta con más queso parmesano y perejil.
Hola, soy Ana, un apasionado/a de la cocina y el arte de crear platos extraordinarios. En Freson Rebelde, comparto mi amor por la comida, explorando sabores audaces y fusionando ingredientes de manera innovadora. Sígueme en esta emocionante aventura culinaria y descubre cómo despertar tu lado más rebelde en la cocina. ¡Prepárate para disfrutar de deliciosas experiencias gastronómicas! 🍽️🍓 https://fresonrebelde.top/
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